LA
PESCA DE LA TRUCHA EN CÁMARA
La
pesca de la trucha desde cámaras de autos o vehículos automotores en general,
se practica desde hace unos 20 años casi en nuestro país. Su uso comenzó en La
Habana y era de esperar. Recuerdo que por allá por el año 1980, cuando nuestros
embalses (“Niña Bonita”, “Maurín”, etc.), daban muestras de que la presión de
pesca los estaba afectando en cuanto a capturas, la cámara aparecía como una
forma de incrementar estas y su tamaño. Todavía otras regiones del país tenían
infinidad de presas prácticamente vírgenes, es por eso que en fecha tan
temprana sus pescadores no fueron compulsados a usar cámaras o balsas de
poliespuma. Súmese a esto que en La Habana y lugares aledaños no existían botes
en sus embalses, o sea, que los de la capital o pescaban a pie o no pescaban
truchas.
Aunque
el Decreto 103 prohíbe este tipo de pesca porque supuestamente acaba con las
poblaciones de peces, lo cierto es que no es así. Lo que acaba con estas
poblaciones es la ausencia de regulaciones pesqueras tal y como se usan en todo
el mundo. En EEUU, por ejemplo, hay modelos de balsas personales que no son
otra cosa que cámaras con aditamentos que las hacen más confortables, y un
material que las protege de pinchazos. Y hay que decir que en los EEUU son muy
estrictos con sus recursos biológicos.
En
primer lugar la cámara le da una gran autonomía al pescador, y esta es una de
las ventajas fundamentales. Autonomía con respecto al relieve de la orilla y el
nivel del agua, no importa como sean estos, un “camarero” puede realizar su
pesca. Autonomía con respecto al lugar por donde va a entrar a pescar y a
salir, no está obligado como el que usa botes a entrar por una base determinada
y regresar a ella, con la consiguiente limitación que esto trae si los mejores
lugares están lejos de la base. Incluso autonomía con la hora de entrada y
salida, ni de un responsable de la base que se levanta tarde a entregar los
botes.
Autonomía
con respecto a compañeros de pesca. En un bote 2 o 3 personas tienen que
acoplarse para remar, para decidir dónde van a pescar y como. Hay pescadores
que prefieren un pesquero, un tipo de pesca específico que puede ser muy
diferente y estar incluso en contraposición con el de un compañero de pesca. Un
“camarero” escoge su lugar y hace su pesca y sus compañeros tienen la libertad
de secundarlo o hacer lo que quieran a su vez.
Las
cámaras también le dan ventaja a los novatos o profanos. Si el novato logra
dominar la cámara o tiene habilidades para moverse ene el agua, está en
condiciones de hacer buenas capturas casi desde los primeros viajes a pescar.
Es por eso que hay muchos pescadores que hacen buenas capturas en cámaras, sin
embargo a pie, y en bote, no tienen éxito. A pie se requiere de intuición para
escoger el lugar adecuado, y de posibilidades o habilidades para llegar a ese
lugar y capturar las truchas a pesar de las barreras u obstáculos que haya en
el entorno. En bote se requiere de conocimiento para posicionar el bote
correctamente, para usar potalas, chapingorros, etc. Se requiere saber remar
bien, de aproximarse al lugar escogido sin hacer bulla. En cámara la
aproximación silenciosa a un pesquero está garantizada, no es necesario saber
posicionarse con exactitud ya que la pesca se hace en movimiento, y además con
un movimiento lento. Cuando el tipo de pesca que está dando resultado es, por
ejemplo, ir tirando contra la maleza sumergida de la orilla, pero sin parar, o
sea, ir peinando esta maleza cogiendo 1 aquí y otra allá, la cámara da la
posibilidad de que sin parar el pescador puede ir pescando. Esta operación en
un bote requerirá de que alguien remara despacio paralelo a la orilla a una
distancia de tiro, y otro pescara; o de que el pescador remara unos metros,
colocara los remos sin hacer bulla en el bote, cogiera la vara, hiciera un tiro
y soltara la vara para nuevamente remar un poco (claro que con un bote adecuado
y con un motor eléctrico silencioso esto
se resuelve, pero no es nuestro caso). Este proceso se le dificulta aún más a
los del bote si hay aire que lo arrastre. En un bote siempre hay alguien que de
acuerdo a la posición que tiene la embarcación respecto al pesquero tiene
ventaja. A veces las truchas están picando en lugares intrincados, que solo ofrecen
tiro desde un solo ángulo. El que tiene ese ángulo de tiro está en ventaja. El
que tiene más precisión también tiene ventaja (precisión al tirar, claro). El
más rápido en dominar la trucha que pica y volver a tirar también tiene
ventaja. En fin el mejor pescador en un bote tiene ventaja y sabe cómo debe
hacer para tener esta ventaja. En cámara todo
se empareja. Como que una cámara ocupa mucho menos espacio que un bote,
permite tener acceso a ese lugar intrincado que es difícil para el bote, y que
a la vez está muy hondo para el pescador de a pie. Si en el bote el que tiraba
más lejos tenía ventaja, el de cámara que ve a alguien sacando truchas y no
llega, solo tiene que moverse hacia delante un poquito y asunto resuelto. Si a
pie los más altos tenían ventaja, en cámara todo el mundo tiene el mismo
tamaño.
En
el momento que una trucha grande es anzolada, la cámara brinda la ventaja de
que inmediatamente que la clavas puedes irte moviendo, alejándola de los
obstáculos donde puede partirte el nylon, y si eres habilidoso, incluso
mientras la vas trayendo, puedes irte moviendo de lado hacia ella y acercarte o
acercarla mucho más rápido que con un bote. Desde un bote una trucha grande
anzolada requiere de mucha mayor habilidad, si como casi siempre sucede, la
lucha se realiza en un lugar con muchos obstaculos. A los pescadores
“cañoneros” que pierden truchas grandes, desde la cámara se amortigua la
tensión y logran capturar más de estas.
Pero
no todo son ventajas en relación con las cámaras. Cuando se requiere hacer
grandes travesías, de varios kilómetros por el agua, para llegar a un pesquero
determinado, el bote es mucho mejor, es mucho más rápido (incluso los de
remos). Cuando la pesca que se está haciendo es “estructural”, o sea tirando a
una estructura del fondo específica, digamos el estribo de un puente sumergido,
o el entronque de 2 ríos; el bote es superior. El quid de este tipo de pesca es
mantener el señuelo exactamente
sobre la estructura y moviéndose en un ángulo también exacto. Si es una
alcantarilla de ferrocarril sumergida, es lograr que la lombriz caiga
exactamente en el antiguo cauce y “suba” por los taludes de esta alcantarilla.
Los peces se concentran en estas estructuras, pero no se separan mucho de ellas
a comer. Lograr esto desde un bote es más fácil si se sabe dónde está la
estructura, por ende donde hay exactamente que anclarse, y se realiza esto
firmemente (La mejor opción son dos potalas una por la proa y otra por la popa).
Desde
una cámara, aun cuando estás completamente seguro de dónde está la estructura,
es extremadamente difícil mantener una posición invariable. Y a veces cuando
“pegas” una trucha, te mueves y es difícil volver a encontrar la posición
exacta. Si eres realmente astuto y tienes marcada la posición en la que te
tienes que mantener, dejas caer una marca flotante (preferiblemente solo
visible para ti, para que no te descubran), pero habrá muchas veces en que das con
la estructura cuando te estas moviendo, y es difícil encontrar marcas
apropiadas para mantenerte en el mismo lugar, y al clavar la primera trucha te
vas de posición. Otras veces encuentras la estructura moviéndote, existen las
marcas apropiadas, pero tienes que marcar varias estructuras y si no tienes
buena memoria esto se hace muy difícil para encontrarlas nuevamente. Sin
embargo, en un bote puedes llevar una libreta y tomar notas de los puntos que
vas encontrando.
Otra
ventaja del bote es, evidentemente, el confort al pescar. Y no estoy pensando
en asientos reclinables y piso alfombrado, estoy hablando de la posibilidad de
poder llevar merienda y agua, de poder llevar varias varas y carretes, según el
objetivo de pesca específico que se va a perseguir en cada caso. De poder
llevar muchos señuelos distintos, cosas que pesan y ocupan espacio. De cubrir
grandes distancias de pesca sin cansarte tanto. Además desde un bote el clave
es más firme, y en general estás más firme para cualquier maniobra.
Cuando
se quiere “curricanear” en una zona, el bote es la opción única, a nadie se le
ocurrirá ponerse a arrastrar señuelos que requieren cierta velocidad, digamos
cucharas, crankbaits, dándole a las patas de rana desde una cámara
ininterrumpidamente durante cierto espacio de tiempo. Cuando hay ventolera fuerte, el bote permite
soportar mejor el oleaje, cuando tratas de mantenerte en una zona.
Existen
diferencias entre los camareros de una y otra región. Lo más corriente en todos
lados es que se usen cámaras 11 000 o de tamaños más o menos en ese entorno (de
camión Kamaz, guaguas, etc.). A estas se les pone un saco cosido para sentarse
o una malla. Los pescadores de San Cristóbal son pescadores que solo les gusta
usar “Rapalas” (crankbaits o plugs). Los de Ciego de Ávila solo usan varas y
carretes baitcasting. O sea las diferencias las he notado en el estilo de pesca
fundamentalmente. Pero hay un grupo que se diferencia de los demás no solo por
su estilo, sino también por la forma en que usan las cámaras. Esta es la
llamada “NBA” de Santa Clara.
Estos
pescadores usan cámaras pequeñas, aunque no hay una medida única; las cámaras
8.40-15 de jeep Waz son de uso bastante generalizado. Al sentarse en la cámara,
lo hacen por fuera y no por dentro, y al trasladarse en distancias largas, 3-4
kilómetros, se acuestan de frente, a lo cual denominan “en diving”. Son gente
acostumbrada a que los persigan con lanchas por el agua lo cual es un hecho
bastante usual en el centro del país. Esto ha motivado que se hayan visto forzados
a buscar velocidad al trasladarse, rapidez también en llegar a la orilla
salvadora, sacar el aire rápido y huir por el monte con la cámara desinflada.
Esto requiere ciertas condiciones previas. La gente de Sta. Clara usan sacos de
nylon blanco como asientos en las cámaras, usan las cámaras sin gusanillos, a
veces sin tapa de válvula tampoco, sino solo la cabeza de goma de un gotero
para garantizar sacar el aire rápido (y echarlo con la boca rápido también).
Los sacos de nylon son a su vez quitados y usados rápidamente para echar el
pescado, las patas de rana, la cámara y salir huyendo. Pescan con la misma ropa
que puede servirles para irse y venir, y usualmente tienen los zapatos encima
(que casi siempre son de goma, rápidos de poner y quitar).
Pero
a muchos de ellos, les pasa lo mismo, que a otros en nuestro país. Desde que se
iniciaron, empujados por la penuria económica, han sido pescadores de
“cámaras”. No pasaron por la pesca de vadeo, que en mi opinión debe ser
dominada primero, conocerla bien; y luego con la base, con el pensamiento
táctico que te obliga a desarrollar esta, transitar hacia otra que te da
ventajas mayores. Un pescador “de a pie”
puede incursionar con éxito en la pesca en cámara si no le tiene mucho miedo al
intento, por el contrario un pescador “de cámara”, cuando se baja de esta tiene
pobres resultados (me estoy refiriendo al pescador promedio).
Los
pescadores “de a pie” que incursionan en la cámara deben tener presentes algunos
detalles, para que las cosas les salgan bien. Lo primero que deben tener en
cuenta es que ahora la posición de ellos y por ende la dirección que siguen sus
señuelos es distinta, y esto condiciona la dirección desde donde las truchas
van a atacar, y hacia dónde van a salir con estos cuando se les da a comer (con
los señuelos, quiero decir). Cuando se pesca a pie, nuestros señuelos por lo
general siguen una dirección como escapando hacia la orilla, esta sensación de
que se les escapa su presa, unido al hecho de que una trucha que está en las
inmediaciones de la orilla es un animal decidido a comer (por eso está ahí), hacen
que las truchas “de orilla” pican y salen, uno les da a comer, y clava. Eso es
lo clásico. En cámara no siempre la trucha pica y “sale”, sino que más bien
nada hacia arriba de uno, o de lado, o no nada. En este ultimo caso cuando uno
las clava casi siempre las falla, salvo raras excepciones. La tendencia en los
nuevos pescadores de cámara es dar a comer demasiado la mayoría de las veces.
Si el pescador no es capaz de encontrar el momento justo para clavar, debe
entonces tratar de ubicarse propiamente. Y para ubicarse propiamente debe saber
siempre en qué profundidad está y a qué profundidad están cayendo sus señuelos,
debe saber a qué tipo de lugar está tirando y desde qué tipo de lugar. Eso es
lo que dirá hacia donde van y desde donde atacarán las truchas. Como ves,
volvemos a caer en una cuestión táctica que un buen pescador de a pie siempre
sabe o debe saber. Por eso te decía que estos tienen oportunidades de
incursionar con éxito en “cámaras” (hablo de los que desarrollaron pensamiento
táctico apropiado).
Otras
cosas que los pescadores de a pie deben saber cuándo se montan en cámara es lo
siguiente: no por haber estado pescando en la orilla, confinados a una estrecha
faja de alcance de tiro, ahora por contraste deben pensar que mientras más se
alejen de estas, más van a coger y de mayor tamaño. Esta es una filosofía de
pesca bastante común entre los que comienzan a pescar en cámara y en bote. Se
meten en el medio de las presas y allí están sin coger nada hasta que descubren
que la gente a pie ha capturado más que ellos. Hay que saber pescar lejos de
las orillas, pero no hay que olvidarse que estas ejercen gran atracción sobre
las truchas, si bien es verdad que hay orillas mejores que otras, y que
“ciertas” orillas atraen las truchas a “ciertas” horas y no en todo momento o
en toda época del año. El éxito de la pesca lejos de la orilla depende del
conocimiento del relieve del fondo que atrae a los peces y su correcta
explotación.
Y
finalmente quiero recalcar que la principal ventaja que tiene la cámara es la
posibilidad que brinda de pescar continuamente sin ruidos. Como que los pies
son los responsables de la locomoción, las manos siempre están libres para usar
la vara (esto es si se usan patas de rana, y lo doy por sentado. Otro tipo de
método para moverse como usar pequeñas paletas seria como pescar en bote, pero
sin la comodidad y velocidad de este).
En
efecto, al principio dije que cuando el
tipo de pesca era sobre truchas que estaban dispersas y no concentradas en un
pesquero; o cuando se precisa barrer un área (un borde de hierbas, una orilla
escarpada), esta ventaja de la pesca continua hace de la cámara una cosa
superior a un bote. Esto en combinación con la presentación lenta y la forma en
que pasa inadvertida la cámara para los peces en la aproximación, son sus
puntos más fuertes.
Con
respecto a la “NBA” y a otras ligas de pesca fuertes como la de Camagüey, no
hay que preocuparse. Aunque son gente que indudablemente les gusta pescar,
muchos no “aman” esta actividad, son más bien mercenarios. Si nuevas
regulaciones pesqueras protegen nuestra fauna propiamente; y el pescado que
ellos venden baja de precio lo suficiente como para hacer la pesca poco
rentable: estas gentes se dedicarán a vender aguacates o frituras. Entonces
quedarán los pescadores verdaderos.
Tampoco
hay que creer a carta cabal en lo que dicen muchos de estos pescadores, de que
si ellos participaran más en competencias las ganarían siempre. Por las mismas
diferencias entre cámaras, botes y pesca a pie que ya apunté, ser un buen pescador
en cámara no garantiza resultados en otro tipo de pesca. Peligrosos en
competencia son los que dominan la táctica de pesca de vadeo, de la pesca en
bote y además tienen la práctica y el oficio de esta pesca en cámara por
realizarla continuamente. Peligrosos son los pescadores que pueden adaptar su
forma de pescar a las condiciones cambiantes que encuentran en cada
competencia, los que dominan más de una rutina de pesca a la perfección y sobre
todo los que tienen el instinto, la visión o como se le quiera llamar a ese
sentido de detectar dónde están los peces.
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