Cada año, por lo general en el mes de noviembre, celebraban un “Acto nacional de proclamación de récords” y los campeones eran agasajados. Al año siguiente, las marcas que mantenían su vigencia eran publicadas en unos cuadernillos que, con el nombre genérico de “Agendas” eran

La relación que se ofrece en la tabla ofrece, decantados de errores hasta donde ha sido posible, los 31 reportes realizados en el período indicado. El reglamento mediante el cual fueron reconocidas estas marcas admitía el reporte de piezas cobradas con línea a mano o vara criolla, sin precisar categoría de resistencia, y ejemplares que se pescaban con vara y carrete, en cuyo caso era obligatorio establecer la resistencia del sedal, la que podía ser verificada mediante un
Amadeo Lombera Torres, un aficionado del que se sabe residía en la ciudad de San José de las Lajas, hoy capital provincial de Mayabeque, tenía desde 1978 el récord absoluto de la especie Micropterus salmoides, con un ejemplar de 16 libras, aunque se desconoce el sitio donde fue cobrado, pues las Agendas solo consignaban la provincia de residencia de los competidores, no el lugar de la pesquería. Titular de cuatro marcas, Lombera fue asimismo uno de los participantes en el importante tope Cuba – Estados Unidos de pesca del black bass, efectuado en la Laguna del Tesoro en enero del mismo año de su principal marca.
Los años ochenta fueron pródigos en récords de a trucha. La provincia de Camaguey resultaba especialmente productiva, y en este caso no cabe duda de que es debido a la calidad de sus embalses, tales como Muñoz, Máximo, Najasa y otros. A pesar de varios intentos, después de 1990 la actividad de registro de récords de pesca no ha vuelto a ser rescatada en el país. La trucha, entretanto, continúa ofreciendo ejemplares trofeo, manteniendo viva la esperanza, hasta que un nuevo tiempo de auge pueda ser construido, protegiendo la especie y los acuatorios en los que vive.

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